Cuándo recurrir a un polígrafo para aclarar dudas familiares o de pareja.

 

¿Puede el polígrafo restaurar la confianza en la pareja (o en algún vinculo familiar) o solo generar más tensiones?. En el entorno familiar y de pareja, las sospechas de engaño o las diferencias irreconciliables pueden llevar a una situación de tensión constante que impacta el bienestar emocional de todos los involucrados. Cuando las conversaciones y la mediación tradicional no son suficientes, algunas personas contemplan la opción de someterse a un detector de mentiras (polígrafo) como recurso para aclarar la verdad. Sin embargo, el uso de este método no siempre es la salida más idónea. A lo largo de este artículo, analizaremos los escenarios en los que puede resultar adecuado recurrir a un polígrafo, así como los aspectos clave a tener en cuenta antes de tomar esa decisión.

  1. ¿Por qué considerar el polígrafo en conflictos de pareja o familiares?
  1. Necesidad de certeza:
    En casos donde la confianza está gravemente dañada —por ejemplo, sospechas de infidelidad o engaños económicos—, el polígrafo puede proporcionar una evidencia más objetiva para resolver las dudas.
  2. Evitar la escalada de conflictos:
    Cuando las discusiones se vuelven repetitivas y no se llega a ningún acuerdo, contar con una prueba que ofrezca cierta claridad puede servir como punto de inflexión, evitando que el problema se agrave más.
  3. Reducción de la incertidumbre:
    Vivir con la sensación de que “algo está pasando, pero no puedo demostrarlo” suele generar ansiedad, estrés y resentimiento. El polígrafo ayuda a atajar la angustia de manera relativamente rápida, en comparación con una vigilancia o investigación más prolongada.
  1. Escenarios comunes donde se plantea el uso del detector de mentiras
  1. Sospechas de infidelidad:
    Es uno de los motivos más frecuentes. Cuando uno de los miembros de la pareja cree que su cónyuge mantiene relaciones sentimentales o sexuales con otra persona y la comunicación directa no ha dado resultados, el polígrafo se ve como un recurso para obtener claridad.
  2. Dudas en la crianza o la convivencia familiar:
    En algunos casos, surgen conflictos relacionados con la honestidad de un hijo u otro pariente sobre temas delicados —por ejemplo, consumo de sustancias, robo de dinero o conductas problemáticas.
  3. Gestión económica y herencias:
    Las disputas por bienes, préstamos familiares o sospechas de desfalco pueden llevar a familiares a querer verificar declaraciones concretas: “¿Realmente me prestaste el dinero?”, “¿Te apropiaste de esos fondos sin autorización?”.
  4. Acuerdos prematrimoniales o legales:
    En ocasiones, antes de firmar documentos relevantes, algunos consideran el uso del polígrafo para confirmar que no existan engaños que pudieran afectar la convivencia futura.
  1. Factores que justifican (o no) recurrir a la prueba
  1. Agotamiento de otras vías de solución:
    El polígrafo es un recurso drástico y, en lo posible, debe ser la última alternativa. Antes de recurrir a él, conviene haber intentado la mediación con terapeutas o consejeros, y un diálogo sincero sin presiones ni acusaciones unilaterales.
  2. Motivación real:
    ¿Se busca realmente aclarar la verdad, o se pretende encontrar un culpable a toda costa? Si la intención es utilizar el resultado para “vengarse” o humillar al otro, la prueba de polígrafo puede terminar generando más rencores.
  3. Voluntariedad y disposición:
    Cualquier persona que se someta al detector de mentiras debe hacerlo de forma libre, sin coacciones o amenazas. La confianza mutua y la disposición a esclarecer el asunto son esenciales para que la dinámica no se vuelva coercitiva.
  1. Cómo prepararse y qué esperar del proceso
  1. Selección del profesional:
    Busca un examinador certificado, con experiencia en casos familiares y de pareja. Un buen profesional explicará los detalles del procedimiento, diseñará preguntas adecuadas y se mantendrá neutral ante las partes involucradas.
  2. Delimitación de las preguntas:
    Se formulan cuestiones cerradas de “sí” o “no” para hechos concretos: “¿Te has reunido en secreto con X persona?”, “¿Tomaste dinero de la cuenta familiar sin autorización?”, etc.
  3. Entrevista previa:
    El examinador suele realizar un encuentro inicial para conocer la historia y los motivos de la prueba. Este espacio es fundamental para precisar las preguntas y generar un ambiente de confianza en el examinado.
  4. Posibles resultados:
    • Compatible con la verdad: Indica que, según el análisis fisiológico, la persona examinada no muestra signos de engaño en las preguntas relevantes.
    • Compatible con el engaño: Sugiere que las respuestas dadas podrían ser falsas.
    • Inconcluso: Los datos no permiten afirmar ni negar con claridad la veracidad de las declaraciones.
  1. Limitaciones y repercusiones emocionales
  1. No es una solución mágica:
    El polígrafo arroja un grado de probabilidad, pero no restablece por sí mismo la confianza rota. Será necesario un proceso posterior de comunicación, apoyo terapéutico y disposición al cambio.
  2. Riesgo de resentimiento:
    Si el resultado favorece a quien se sometió a la prueba (por ejemplo, demostrando fidelidad), podrían quedar secuelas de resentimiento hacia la otra persona por haberlo “obligado” a probar su inocencia.
  3. Invasión a la intimidad:
    Dependiendo del tipo de preguntas, la persona puede sentirse invadida o humillada. De ahí la importancia de contar con un examinador ético y un acuerdo sobre qué se va a preguntar y qué no.
  1. ¿Qué hacer tras obtener los resultados?
  • Conversación profunda: Analizar juntos (o con ayuda de un profesional) las conclusiones de la prueba, evitando culpabilizaciones excesivas.
  • Terapia de pareja o familiar: Si el polígrafo confirma el engaño, la parte afectada puede necesitar un espacio seguro para expresar el dolor y la frustración. Si lo descarta, se deberá trabajar en reparar el daño que produjeron las sospechas.
  • Plan de acción: En situaciones graves, puede que la familia decida tomar medidas legales, pedir ayuda psicológica continua o incluso optar por la separación definitiva. Lo esencial es no dejar los resultados en un limbo; hay que usarlos como base para una decisión informada.

Conclusión

Recurrir a un polígrafo para aclarar dudas de pareja o familiares es una decisión que no debe tomarse a la ligera. Aunque puede aportar claridad en casos de sospechas muy arraigadas o engaños difíciles de desvelar, el éxito real radica en cómo se gestionan las emociones antes, durante y después de la prueba. Diálogo, voluntariedad y disposición a un proceso de reconciliación o de separación madura son la clave para que este recurso sea realmente útil y no genere más dolor.

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